Huyendo del diablo en tu propia casa

¿Qué harías si crees ver al demonio en el pasillo de tu propia casa? Once personas no lo dudaron: se lanzaron por la ventana

Piso compartido()

En un piso compartido por varias personas uno, en plena noche, puede encontrarse con cualquiera de sus compañeros en una de sus visitas al baño o a la nevera. Pero, ¿qué pasa si no es uno de ellos con el que te tropiezas sino que es algo mucho peor?  El silencio quedó roto a las tres de la mañana cuando uno de los habitantes del piso, de origen africano, escuchó llorar a su hijo pequeño. Y para comprobar que todo estaba correcto decidió acercarse a su habitación. Sin embargo, y a pesar de compartir piso con más gente, el hombre se levantó de su cama medio dormido y se dirigió a la habitación del pequeño completamente desnudo y dando tumbos con tan mala suerte que se cruzó con otro de sus compañeros.

Un saludo en medio de la noche hubiera bastado siempre y cuando uno reconoce a la persona con la que se cruza en el pasillo.

Pero, ¿qué pasa cuando a uno le confunden con el propio diablo?

A los lloros del pequeño se unieron los gritos del ocupante, que comenzó a advertir a sus compañeros de que el propio diablo estaba en la casa e iba a por ellos. Entre varios consiguieron reducir y herir al pobre padre, que además fue expulsado de la propia casa. Pero cuando a uno le echan de su propia casa y encima tiene un niño pequeño dentro llorando lo más habitual es intentar volver a entrar.

Y eso es lo que el padre hizo para terror de sus compañeros, que vieron como el «diablo» volvía a aparecer ante sus propios ojos.

Si al diablo no se le puede echar de la casa, debieron pensar, lo mejor es que nosotros seamos los que nos vayamos. Y, como la vía de huída más lógica, la puerta, estaba ocupada, once de los integrantes de la casa eligieron la ventana para poner pies en polvorosa y escapar mientras gritaban presas del miedo.

El balance de la equivocación fue trágico: el bebé que con su lloro había alertado a su padre murió como consecuencia de las heridas producidas al caer por la ventana en manos de uno de los habitantes de la casa. Otros siete resultaron heridos de gravedad con múltiples traumatismos.

La policía no descubrió sustancias alucinógenas en el piso y también descartó que se hubiera celebrado en ese momento una sesión de espiritismo. El siguiente paso en la investigación será aclarar si las personas que se lanzaron por la ventana lo hicieron por voluntad propia o fueron obligadas a hacerlo.

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